la noche se acerca el
reloj de arena se acaba,
neblina que oculta la
visibilidad y se siente el frio,
lo humano de existir
se hace tibio y opaco,
me tengo que despedir,
no hace más falta quedarme;
lo mágico es que ya tuve
lo suficiente en vivir desde que la luz apareció delante de mis ojos;
bueno, miento cuando
digo que tuve lo suficiente, me hizo falta más tiempo esa es la verdad;
en mi cabeza pasan
las personas que me han visto crecer y decrecer, me han acompañado en mis aventuras
desventuradas, de altas y bajas circunstancias;
me pasa en la cabeza cuando
mi mirada cruzaba el quiosco de la esquina para leer la noticia diaria de
eventos y de gentes que nunca he conocido, pero las he visto y sé de ellas, las
he observado ocasionalmente en el periódico de hoy, que tal vida las suyas.
me quedo contemplando
las calles que he caminado y las recorro nuevamente, rápidamente y son muchas, ciudades,
campos, ríos, océanos enteros, arenas, socavones, montañas ariscas, en todos
los lugares estuve y ninguna me ha abatido;
simplemente quedo
maravillado con lo que me ha tocado acariciar, contemplar, observar, escuchar y
saborear;
los días pasaron que rápido
fue, ya es hora de irme, he cumplido una función aquí de estar y no estar, tengo
que despedirme;
a veces pasa por mi
cabeza que simplemente me ha tocado estar por estar,
con estar consciente
y acariciar los placeres que se me han antojado me quedo,
no me llevo ni
papeles, ni el reloj que tengo guardado sin usar, ni palabras, pero si las
experiencias que quedan en mi cabeza,
los besos que he
robado, los tragos que he tomado, los bailes que me he dado, las bofetadas que
me he ganado, nuestras risas, los cuerpos que he acariciado, los desaires y
desasosiegos de mis chicas señoritas tan encantadoras me llevo;
mi imaginación ha
trascendido hasta el infinito, mi cuerpo ha trascendido ahora,
observo y todo pasa
por mi cabeza, escucho voces que me llaman, ya no hay regreso;
me despido de todo lo
que he vivido, de todo y sin arrepentimientos, que tal aventura la mía;
el reloj de arena pasa
por los últimos granos y ya no me queda más,
si que la vida me ha
dado unas buenas bofetadas como también me ha regalado lo mágico de mi conciencia
por cada instante que he acariciado, cada momento, cada segundo;
me despido, no hace
falta más quedarme, mi cuerpo trasciende;
solo quiero que te
quedes con esos momentos nuestros y de nadie más;
no habrá otra ocasión,
ya tengo que irme, me despido.