Hoy me convierto en aire, te persigo en tus soledades,
y así envolverme en tus cabellos de mí y perderme en tus
mejillas quietas,
en tus silencios, en tus oscuras realidades desdibujadas por
el azar circunstancial.
Paso a ser a tientas en tus sentidos, en los versos que se
pierden en tus vientos,
en la sombra dispareja compañera de tus desventuras en la
aventura,
y te dibuja en cada brisa de tus corrientes continuas de
mares entre tus dedos;
pase a ser las madrugadas dislocadas perdidas en tus
desvelos,
esos atardeceres de tus sueños en tus ojos despiertos;
me convierto en esos tus fantasmas que perturban tu piel
dormida,
que te persiguen cada vez que te quedas quieta y a media
dormir,
en los ecos de tus sueños, en la sombra del encuentro de
nuestros dedos,
en los ruidos desmedidos estorbados por el rozar de nuestros
huesos;
me convierto en eso que tú dices ser y somos universos
desprendidos.
No hay fronteras en tus gritos de silencio,
no existe líneas en nuestras fronteras de nuestros sentidos;
has eco de tu voz, has tempestades de tu respiración en tus
silencios;
ahora tú eres luz, cielo y horizonte, eres ese línea a lo
lejos;
voy por lo aires, te acaricio, me pierdo en tu cintura a
tientas a baja voz;
y me preocupo por darte abrigo, calor, y dibujarte palabras tendidas
en la mesa,
pero sobre todo por estamparte los besos desprendidos de mi
piel a tu piel y viceversa;
mira a donde nos lleva lo circunstancial, mira en que nos
hemos convertido;
me convierto en eso que tú dices ser, y en eso que intento
ser pero que no llegare a ser,
hoy somos aires que se pierden entre vientos y se hacen
horizontes
somos sombras dibujadas
y pintadas por las madrugadas cercanas,
no hacemos más que perdernos en el tiempo, desasosiego
silencio,
tiempo en silencio.
