Caminar en la acera, por el sol, frio de un día cualquiera;
ver miles de rostros al andar,
cruzar alguna calle, sonidos de pasos distintos;
miras por tu ventana
ese día cualquiera,
caminas por tus calles de rostros cotidianos;
sonidos de bocinas, policías, semáforos apagados,
saludos tuyos, risas cordiales, gestos generosos a tu luz;
voces, risas de gentes extrañas a mi alcance,
se te escapa la mirada al cielo, los azules si dibujan en
ti;
miro al cielo los azules se hacen más azules, cercanía
alguna;
en tu andar se escapa al aire, listón de tus manos;
mis manos al bolsillo pasos seguidos;
cruzas alguna esquina de semáforos desconcertados;
policías, riñas, rostros extraños a tu alrededor;
ato los nudos de los zapatos desarreglados, listón ante mis
ojos;
descansas y te sientas en la banqueta de un algún parque,
aire acariciándote;
circo ambulante atendiendo
mi atención;
algunas manos apresuran a tus manos para irse;
a dos cuadras observo un parque no dudo en acercarme;
un niño delante mío, su mirada cautiva y un caramelo suyo me
endulza el momento;
te resistes y te quedas pero
el cielo se hace gris y tus manos ceden;
encuentro un asiento sin personas y no dudo en sentarme;
un niño delante tuyo, te acercas y tu generosidad se hace presente;
el cielo baja, se hace aguas acariciándonos la piel
expuesta;
paraguas en mis manos, lluvia disfrazando el ambiente;
subes el bus, las
ventanas se opacan por las aguas del cielo,
observas por la ventana, parque despejado, un tipo sentado;
rostros extraños que
se alejan, manos tibias que se juntan.
un día cualquiera, rostros, risas, riñas, gentes ajenas.